Al parecer, es un problema de número. Cuando varios centenares de millones tienen fe en una superstición, ésta adquiere la dignidad de religión. Los sintoístas veneran a los kamis o espíritus de la naturaleza. Tropa de animistas supersticiosos, dirán los cristianos, los judíos, los musulmanes, pero son unos tres millones y medio y poseen unos 80 mil templos. Son una religión. Los chamanistas, por su parte, son casi once millones.