El 13 de mayo de 1984, en el condado de Cheshire, Andy Mould y Stephan Dooley se dirigieron a la ciénaga en la que trabajaban para extraer y triturar la turba. Comenzaron su tarea buscando piedras grandes o maderas escondidas entre la turba. Al poco tiempo, Mould descubrió lo que parecía un deteriorado balón de fútbol. Sin embargo, cuando se acercó, comprobó con sorpresa que se trataba de un cráneo humano. Los dos trabajadores sospecharon que se encontraban ante los restos de un hombre asesinado. Sin embargo, lo que no podían imaginar es que...