(C&P): En un modesto local de la calle Puerto, en el barrio de Santa Bárbara, cada mes se produce un pequeño milagro: el grano de malta de cebada que entra por la puerta se convierte en una cerveza suave en cuanto a su grado de alcohol (4,3%), pero consistente, estructurada, con cuerpo y un ligero color tostado. Una combinación única, marca de la casa, en cuanto al tueste del cereal, temperaturas y tiempos de maceración, lúpulos, levaduras, aromas y fermentación; la química y la dedicación del toledano Fernando Campoy permiten (su) consecución