La niña se dirigía a su profesora en castellano, quien no dudaba en responderla, delante de sus compañeros: “¿Qué dices?, que no te entiendo…”. Los exámenes también los contestaba en español. En la corrección, con letras bien grandes y en rojo, le recordaba: “EN GALEGO”. Llamaba a la niña a su mesa, le llamaba la atención: “Es la última vez que lo haces”, “con la cantidad de cursos que te quedan por estudiar, mejor que te vayas de Galicia”, amenazaba.