De los miles de libros que se han regalado el día de Sant Jordi, ¿cuántos serán leídos?. Y de sus miles de rosas adjuntas, ¿cuántas serán olidas? Un libro sin leer es una rosa que agoniza: Primero se le caen los pétalos, o las vocales, por falta de riego ocular; y luego el tallo consonántico, por no soportar el peso de su cojera. Así, una estantería repleta de libros que jamás serán leídos se convierte, con el tiempo, en nichos cubiertos de polvo y rosas secas.