En una de las visitas de Woody Allen a Oviedo, el director reservó mesa en un céntrico restaurante del casco antiguo. Lejos de atraer a la muchedumbre expectante, como suele suceder en los sitios a los que acude el neoyorquino, el propietario decidió reservar el local únicamente para el estadounidense. La discreción que rodeo la cena, así como el "esmerado" servicio que se le dio al invitado fue tal que, cuando el importe de la factura rondaba los doscientos euros, el director saco de su billetera diez veces más de lo estipulado.

Un empresario catalán, Raúl Castañeda, ha dejado en un restaurante de Marbella más de 4.000 euros de propina para los camareros del establecimiento. Segun informa Efe, se trata de un gesto que ha querido tener tras las críticas de un cliente a quien pidieron que dejase propina tras cenar en el local.

La cuenta de Twitter @soycamarero, dedicada a mostrar contenido relacionado con la hostelería, y especialmente para denunciar situaciones relacionadas con el sector, ha sorprendido este miércoles con la “propina”, irónicamente hablando, que unos clientes han dejado en un restaurante. Con el título “Gracias por la propina señores clientes...”, ha querido denunciar que un comensal ha dejado un pañal de bebé en uno de los platos de la mesa, previsiblemente ya utilizado por el menor, por lo que seguramente contenía orina o heces en su interior.

El restaurante 'La Placita Food and Coffee', situado en el norte de La Palma, busca vía Facebook a unos clientes que dejaron una propina de algo más de 50 euros. Desde el restaurante consideran que se trata de un error y piden colaboración ciudadana para hacer llegar el mensaje a los comensales.

Los viajeros avezados saben que en Estados Unidos los mozos esperan entre 15 y 20 por ciento de propinas, 60 de los 300 dólares que puede costar una cena para dos en uno de los mejores restaurantes de Nueva York.Lo que es menos sabido es que el dinero no va en su totalidad a los mozos y al personal de rango más bajo.En demandas judiciales presentadas en los últimos tres años, decenas de restaurantes de Nueva York, incluyendo algunos muy conocidos, han sido acusados por su personal de robarse las propinas y de engañarlos con los salarios.

Como un trato que devuelve una gratificación a cambio de un servicio, los usos y costumbres de la propina que se deja a los mozos en un restaurante varía en cuanto se atraviesan las fronteras. Después de todo, es una cuestión cultural y no una ley, una costumbre arraigada y no una obligación.

"Guárdate la propina para pagar a tus trabajadores las siguientes semanas", escribió el hombre en el ticket. Tal y como compartieron los medios locales, el restaurante calificó este hecho como "un acto de bondad".

Ya no hay que viajar a países como Estados Unidos para que la cuenta de un restaurante recoja un porcentaje de propina que se sugiere al cliente, porque en España hay restaurantes que piden entre un 5 y un 10 % del coste de la comida. La práctica, inusual hasta ahora en la restauración española, se ha detectado, al menos, en locales de Madrid y de Barcelona en los últimos meses y, mientras el gremio hostelero recuerda que no es obligatorio dejarla, los consumidores creen que esta propina “sustituye, de alguna manera, a los salarios decentes”.

Un asunto contra el cual nadie se anima a hablar, es el de las propinas a los mozos. Lo vamos a decir de entrada, así, si quiere continuar leyendo, siga. Bueno, la cuestión es que no hay que pagar propinas en los bares, confiterías, fondas, restaurantes, bolichones, carritos, en ninguna parte. ¿Lo quiere más clarito? No hay que pagar propinas a los mozos, camareros, mozas, garzones o como quiera que se llamen o les digan.

Este viernes, las luces se volvieron a encender y las mesas a colocarse en Frog & The Bull, un restaurante de Austin, Texas (EE UU), que de esta forma dio la bienvenida a los clientes a su área de comedor tras haber estado cerrado durante semanas por la pandemia del coronavirus.

La sociedad ha determinado que el servicio en un restaurante vale entre el 15 el 20 % de la cuenta final. ¿Está bien visto no dejar propina?

La cena costó 10,8 mil euros. Los clientes rusos encargaron exquisitos entremeses y platos de pescado, así como varias botellas de vino de los años 1992 y 1996. El dueño del restaurante les hizo descuento de 500 euros. Fue grande su asombro cuando una mujer le entregó un fajo de billetes por 15 mil euros. A la réplica del dueño de que la propina era excesiva, la mujer le contestó en italiano: "Es para los camareros. Nos sentimos muy bien aquí".

Pope y John Wagner fueron arrastrados fuera del restaurante por la policía y acusados de robo por no pagar la propina obligatoria del 18 por ciento (un total de $16 dólares) después de comer en el Lehigh Pub en Bethlehem, Pennsylvania, otros con seis amigos. Pope afirmó que tuvieron que esperar casi una hora por la comida y que ella misma tuvo que conseguir servilletas y cubiertos para la mesa. "En ese momento me puse muy molesta porque ya había tenido que ir personalmente al bar para obtener un relleno de mi refresco..."

La mujer había estado escuchando a las camareras del local quejarse de sus problemas económicos y lamentándose por no poder volver a estudiar.

Los empleados habían interpuesto una demanda. El asador repartía las propinas entre trabajadores que no eran empleados. El asador Sparks, uno de los más conocidos de Nueva York, abonará más de tres millones de dólares (unos dos millones de euros) para liquidar una demanda interpuesta por unos 200 de sus actuales y antiguos empleados.

Un coleccionista de arte asiático dejó en su testamento una propina de 50,000 dolares para sus dos camareras favoritas del restaurante de Nueva York que solía frecuentar...

Inspectores del Departamento de Trabajo de EEUU hallaron que los dueños del Sofia's Pancake House en Kalamazoo y Benton Harbor exigían a sus camareros el pago de 2$ de las propinas cada hora bajo la amenaza de despedir a quien no cumpliera con este requisito. Los dueños han sido condenados a pagar 245.000 dólares a sus 118 empleados.

El individuo, cuya identidad no fue revelada, visitó el restaurante el pasado 20 de febrero y repartió 6.800 dólares en total. "Gracias por su acto de bondad y su atención sincera, genuina y cariñosa que acaba de otorgar a nuestro personal de Guard and Grace", escribió el dueño en su mensaje, agregando que algunos empleados estaban llorando, "saltando arriba y abajo" y bailando al saber la noticia. Además, Guard publicó una foto en la que se ve la factura. "Covid es un asco", se puede leer en su parte superior.

¿Es usted tacaño con la propina? La verdad es que yo no me consideraba así, hasta que llegué a vivir a Estados Unidos. Muchos latinoamericanos nos sorprendemos al llegar a Estados Unidos y encontrar propinas "sugeridas" de 18 o 25%. Es una tendencia creciente en este país, que va en contravía de lo que ocurre en otras naciones.

A veces me pregunto de dónde salió que sí o sí hay que dejar el 10% del monto consumido como propina. ¿Es una ley? ¿Algún mozo implementó la moda? ¿Es un mito? ¿Es obligatorio? Pareciera ser que sí, porque si no dejás el 10% “reglamentario” en muchas oportunidades te miran mal o hay quienes, a veces, hasta se atreven a exigírtelo.

Así es, Japón es un país un tanto diferente a los demás países europeos y de América. Algo muy peculiar es lo que tiene que ver con las propinas. Dejar propinas en restaurantes, hoteles o cualquier servicio que se haya prestado es considerado mala educación, pues para ellos es como un insulto ya que parece que quien da la propina quiere aparentar superioridad. De tal modo que en Japón ni es obligatorio ni se espera que los clientes dejen propina. Es más si se deja algunas monedas en la bandeja del cambio, creerán que fueron olvidadas.

Propina a los repartidores sí, propina a los repartidores no; esa es la cuestión. Es común entrar en encarnizados debates en los que se trata el dilema social de entregar propinas a los mensajeros a domicilio o no. En los cuales también es usual que salga una frase típica: "¿a ti te dan propina por cada informe que rellenas en tu trabajo de oficina? No. Pues esto es lo mismo"; y la correspondiente réplica que explica que al menos hay que premiar al joven que viene en mitad de la lluvia a traernos la cena.