Un gran problema del Siglo XVIII era la muerte por escorbuto en los barcos que pasaban largo tiempo navegando en alta mar, hecho que preocupaba y al que querían encontrar una solución.Fue un joven cocinero francés, Nicolás Appert, quien comenzó a experimentar y observar que los alimentos hervidos a más de 80ºC y sin estar expuestos al aire, duraban más tiempo sin echarse a perder.A partir de esta observación se comenzaron a envasar alimentos en recipientes, sin aire, que luego eran esterilizados a temperaturas que eliminaran los microorganismos