Interesante mirada a un pasado no tan lejano, en el que España no era un país receptor de la inmigración sino lo contrario, algo de lo que mucha gente parece haberse olvidado en estos días. En 1956, España y Bélgica firmaron un acuerdo por el se fomentaba la contratación de trabajadores españoles para trabajar en la industría belga. El tratado no dio los resultados esperados: la mayoría de los españoles que emigraron a Bélgica lo hicieron de forma ilegal. Posteriormente, la situación se repitió con tratados con otros países como Alemania.