El cerebro dispone de una “memoria de trabajo”, una especie de memoria RAM utilizada por los ordenadores, que nos permite disponer de información útil mucho más rápidamente que la almacenada en la memoria principal. Investigadores norteamericanos han conseguido ahora descifrar su funcionamiento, descubriendo que la memoria de trabajo actúa como una cámara de alta resolución, recogiendo del entorno características u objetos en alta resolución, desechando el resto de lo que vemos o notamos, es decir, eliminando el “ruido” sensorial.