Andrew Jackson, séptimo Presidente de los Estados Unidos entre 1829 y 1837, será recordado en los libros de historia por muchos motivos, pero, sobre todo, como el inquilino que causó los mayores desperfectos en la Casa Blanca y, además, en dos ocasiones. A su toma de posesión acudieron más de 20.000 personas y envuelto en la aclamación de los presentes, los invitó a acceder al interior como si de una jornada de “puertas abiertas” se tratase. La gente se metió por todas las habitaciones, caminaron sobre los sillones y mesas...