Tiene 53 años, se llama Guillermo Bustelo y desde hace una década mantiene abierto Rainfer, un Centro de Rescate de Primates, con cerca de 200 ejemplares, ubicado en un punto al norte de la Comunidad de Madrid. Una de las primeras condiciones que Bustelo pone a los visitantes es que guarden en secreto la dirección del lugar: "Todavía hay traficantes de monos, porque algunos cuestan 12.000 euros. De esta manera evito tener que multiplicar las medidas de seguridad", dice el altruista biólogo dedicado en cuerpo y alma a sus "amigos".