Los debates técnicos que siguieron a desastres en EEUU y Europa, hicieron cambiar la estrategia de prevención de riadas. En lugar de recrecer diques y motas o dragar el cauce, se decidió dar más espacio al río, devolviéndole zonas de expansión. Lo que a menudo se ignora es que tales crecidas son la clave de futuras bonanzas pesqueras en nuestros mares. Como viene a reconocer la Directiva Marco de Aguas: las aguas de los ríos no se pierden en el mar. La naturaleza es sabia; y, sin duda, nosotros seremos más sabios si la respetamos y estudiamos.
