Todo lo que conocemos del mundo nos llega por los cinco sentidos. Empezamos a conocer cómo transformamos en señales eléctricas lo que la retina envía al cerebro. Incluso conocemos la proteína con la que fabricamos los colores que hasta ahora creíamos que estaban en el universo. Pero lo que no sabíamos es que, sin la memoria, no existe el mundo ni el universo. Esto quiere decir que cuando pensamos o hablamos, lo hacemos siempre desde el pasado.