Alan Moore es un tipo audaz. Siempre lo ha sido. De hecho, al aproximarse a un territorio narrativo que empezaba a ser un espacio tranquilizador y domesticado –me refiero al cómic de superhéroes de los primeros ochenta–, Moore decidió que era la hora de –metafóricamente– sacar el cuchillo y ser implacable. A esa valentía del guionista debemos alguna que otra obra maestra. Por ejemplo, ésta que hoy les traemos.
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Cuando Alan Moore cierra la colección de Superman en los 80 con estos dos números lo que está diciendo es: "Estos cómics eran una maravilla". Y lo demuestra viñeta a viñeta, personaje a personaje, diálogo a diálogo, mostrando toda la creatividad que había en aquellos cómics que no eran para adultos, pero que tenían muchísima más imaginación que otros cómics más edgy.
Y para demostrar que lo de estos cómics no era una provocación, sino su opinión más sincera, unos años después dio forma a Supreme como un Superman de los años 50, con la posibilidad de contar el mismo historias que este personaje.
Por cerrar: a los que os estén gustando las películas de Spiderman de universos alternativos, la persona que la creó la tenéis aquí, Alan Moore, en aquella colección tan increíble de Supreme. Casi una lectura obligada que hay quien confunde con un Alan Moore menor porque todo en Alan Moore son lecturas obligadas.
Bueno, el Neonomicon...