Como cada final de noviembre, y van unos cuantos, el Black Friday es esa hermosa tradición del capitalismo tardío consistente en que algunos productos bajan de precio, otros se quedan como estaban hace dos meses antes de la subida preventiva y los consumidores lo aceptamos con la resignación del hombre humilde que ve cómo las langostas arrasan su cosecha y solo puede pensar “el año que viene todo irá mejor”.
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Si nos exponemos muy tempranamente al alcohol y al tabaco (como consumidores o espectadores), no veo porqué no al resto. No conozco a nadie que haya muerto por fumarse seis o siete porros, pero si tengo algún amigo enterrado por beberse seis o siete copas.
Si trabajo hay de sobra...sólo hay que orientarlo bien
El paquete te llega a casa al nombre que quieras, lo recoges, si el paquete está perfectamente envuelto y sin ningún tipo de chapuza/arreglo en el embalaje, entonces lo abres y disfrutas de la mercancía.
Nota: Si el paquete tiene cualquier señal de haber sido manipulado, abierto, o no está perfectamente envuelto, es posible que la policía esté esperando que lo uses para que palmes, en ese momento, llamas a la policía y dices que te han llegado sin que las pidieras, 300 pastillas de algo a tu casa.
Y al igual que tantas otras cosas (Juego y Aborto, por poner las dos típicas) soy de la opinión de que la gente adulta haga con su tiempo, dinero y cuerpo lo que crea conveniente. Si de paso podemos garantizar que sea seguro y pasando por Hacienda, mejor.