El músico inglés Damon Albarn protagonizó la gran anécdota del festival danés de Roskilde al tener que ser literalmente expulsado del escenario, para terminar así una actuación que superó las cinco horas de duración.
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Y el de seguridad... un santo el hombre... qué paciencia y qué delicadeza!, hasta le pone la chaqueta!
El público lo odia, pero supongo que los trabajadores lo adoran...
Saludos
Muy crack, en cualquier caso.
Menudo gilipollas el nene..el sabe perfectamente la cantidad de gente involucrada en un montaje de ese tipo (y cansada) y les falta al respeto de esta forma.
Esto es lo que se llama un artista, por mucho que a mí no me vaya mucho su rollo: el tipo que no se quiere bajar de un escenario porque lo da todo por la gente que lo ha ido a ver.