A ver. Te viene un tipo a aprender el oficio a tu pizzería. Le abres tu casa, le presentas a tu mujer y de paso le cuentas que tienes que ir a Cáritas para comer.Vale, la capacidad de El jefe infiltrado para sacar momentos lacrimógenos no tiene precio. Aunque todo quede forzado e irreal. Están todos los personajes como etiquetados, y de paso te los ponen en el rótulo para que no te pierdas. Los trabajos son decepcionantes, los compañeros, como los vecinos del portal, ni se conocen ni han pisado muchas veces la casa del otro pero aquí la gente s
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El jefe infiltrado o cómo pegarse un tiro en el pie enseñando las vergüenzas de las empresas
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Pongamos por ejemplo a los repartidores esos que les retiraron del reparto. No hay que ser muy lumbreras para relacionar al nuevo tolai con el que nos hemos saltado todas las normas y nos estaba diciendo gilipolleces de ir despacito y cumpliendo las normas, con que nos hayan retirado del reparto.
Pero vamos, eso de subir por las escaleras lo lleva claro el colega, si eso fuera cierto donde yo vivo que son todos edificios de más de 10 plantas, el repartidor tendría unas piernas como las de Cristiano Ronaldo y no las tiene.
El tío de la pizzería se lleva el titulo al gilipollas de la semana, si realmente los de reparto (en su día repartí y se de lo que hablo) respetasen TODAS las normas de circulación, a la semana estaban en la calle por bajo rendimiento, y posiblemente la empresa quebrada en un mes, pues sus ventas bajarían mínimo un 30% sino más, aparte de todas las pizzas devueltas o no cobradas por no incumplir el compromiso de tiempo.
Ademas, que son los propios encargados de turno los que te presionan si bajas el ritmo (respaldados evidentemente por el jefe de tienda que si te quejas les apoya)
La de idiotas amigas de los perros que les digo que el encantador de perros es un gilipollas que no sabe ni lavar a un chiguagua, que todo el programa está hecho a base de tomas buenas y malas preparadas y montadas en una trama.