El consumo de pornografía en sí mismo no tiene por qué traer consecuencias negativas. Por ejemplo, se ha demostrado que ver pornografía en pareja no afecta a la relación. Ver porno tampoco tiene relación con la violencia sexual después de analizar más de 24 estudios. Tampoco se ha podido probar que el porno afecte al deseo ni a la satisfacción sexual. Sin embargo, cuando se trata de experimentar emociones negativas con el uso de la pornografía, los resultados de los estudios no siempre coinciden.

Uno de los problemas imaginarios más graves de la sociedad española es la ansiedad, una nueva palabra que se ha inventado la izquierda, y en especial las generaciones jóvenes, para trabajar menos. ¿Qué puede generar ansiedad a un joven? El trabajo, el estrés, madrugar y, en definitiva, hacer las cosas que generalmente uno tiene que hacer para ganarse la vida honradamente. En última instancia, cuando una persona habla de «ansiedad», lo que está pidiendo son o bien drogas o bien una paguita. Una paguita que se gastará en drogas.