Los usuarios buscan alternativas flexibles que faciliten la movilidad con unos precios moderados, una oferta de servicios añadidos y el atractivo de vivir experiencias dentro de una comunidad. Estos son los cimientos que sostienen el auge de estas tendencias de alojamiento en el mercado español, que se encuentran a caballo entre el residencial en alquiler y el modelo vacacional. El flex-living crece pero “aún está en una fase muy embrionaria respecto a otros países europeos”.