Allí, al fondo de un valle llamado a guardar silencio y que, en otros tiempos, fue refugio de monjes y ascetas. Un lugar para pensar. Es Peñalba de Santiago, en plena Tebaida Berciana. Un pueblo perdido en otros tiempos de calles empedradas y casas que conservan el encanto de dan los años, a los que resiste gracias a un fuerte y dura arquitectura de piedra, madera y pizarra. Al levantar la vista, destaca la silueta de la iglesia de Santiago, una de las joyas del mozárabe español y que atrae a miles de visitantes cada año, que pasean cámara en m