Su Majestad (Juan Carlos I) practicó durante unos breves minutos su favorito deporte del squash con Manuel Santana y, acabado el partido, se dispuso a bañarse en la piscina de su residencia.Con la premura de quien, agobiado por el calor, sabe cerca el frescor del baño, el Rey se dirigió con celeridad al encuentro con el agua y en su camino se interpuso el cristal de una de las puertas de acceso al jardín donde se encuentra la piscina.