Louis Armstrong era embajador de buena voluntad por el Departamento de Estado de Estados Unidos gracias a las giras que llevaba a cabo. Este cargo le otorgaba, entre otras ventajas, la posibilidad de pasar por aduana sin ser registrado. Pero ese día, cuando Armstrong habría decidido traer dos kilos de marihuana, la Aduana de Estados Unidos había recibido un aviso para estar alerta a los contrabandistas. Louis y su tripulación fueron enviados a la línea de aduanas como todos los demás. Afortunadamente, Nixon estaba allí.