Cuando te haces cargo de una Comunidad por primera vez –el bombardero–, esto es poco más o menos con lo que te encuentras: un grupo de individuos –los soldados– entre los que hay anárquicos, rebeldes, egoístas, pedantes, atontados, pusilánimes, cobardes, execrables, viles, afables, colaborativos, sabihondos… en definitiva, un grupo ecléctico a la deriva que no consigue ponerse de acuerdo ni en el color de la mierda. Muchas veces lo hablo con algún compañero de profesión. Hay fincas en las que parece que han hecho un casting.
