La devoción de Amar Mahant por Shiva le impulsó a abandonar su vida sociomaterial en 1970, incluyendo la renuncia a su empleo, su familia y sus amigos, para dedicarse a rendir culto a una de las principales deidades del hinduismo. Tres años después de haber tomado esta decisión, Amar decidió emprender un increíble voto: sostener el brazo levantado el mayor tiempo posible para honrar a Shiva. Y hoy, 43 años después, ese brazo jamás ha bajado.