Este jueves, la plaza Urquinaona contará con una nueva adquisición. Se trata de una escultura que simboliza un saltador de trampolín justo en el momento de sumergirse en el agua. La obra, bautizada como 'El saltador', es del artista internacional Jordi Díez y se situará delante de la Torre Urquinaona.

Al igual que muchos animales, las arañas saltadoras participan en rituales de apareamiento que implican baile y el canto. Pero la canción de la araña se canta usando las vibraciones creadas por movimientos precisos de las patas y suena como un motor rugiendo.

Este vídeo de Red Bull deja constancia de lo logrado por los especialistas: saltar desde un pico de los alpes suizos y “aterrizar” en el interior de una avioneta a la cual entran por la puerta, limpiamente.

La conocida compañía de bebidas "Red Bull", hizo público el siguiente video que muestra la toma de un intrépido clavadista que salta unos 30 metros desde una tabla que se sigue perfectamente mientras la cámara desciende en perfecta sinergia con el atleta. De hecho, de pie detrás del saltador hay un camarógrafo sosteniendo una cámara de acción en un poste. A medida que el saltador da el salto, el operador de cámara lanza el palo detrás de él, sincronizando perfectamente para capturar una toma única y dinámica de la acción.

Ha sido uno de los atletas cuya actuación ha sido más comentada en estos Juegos: el salto con pértiga del japonés Hiroki Ogita no será recordado por haber marcado récord o por su elasticidad, sino porque (teóricamente) el deportista tiró el listón con un golpe de pene.

Las llamadas arañas saltadoras (Salticidae) tienen uno de los mejores sistemas visuales del mundo de los invertebrados y son unos magníficos depredadores, hasta el punto de que Harland y Jackson proponen llamarlas “gatos de ocho patas”.

El actor británico, que acaba de cumplir 54 años, compitió en su juventud como saltador de trampolín, aunque pronto decidió...

Todo un linaje de conejos franceses ha estado haciendo el pino durante casi un siglo. Los conejitos acrobáticos no están realizando una acrobacia sino que es producto de una genética atrofiada. Descubierto por primera vez en un conejo domesticado que vivía en un suburbio de París en 1935, el rasgo recesivo es el producto de una mutación genética que podría haber estado oculta en el código genético de los animales durante generaciones, solo para aparecer en ese momento.