Nueva creación artística de Johannes Stötter: un camaleón que consiste en dos chicas.

Johanna Quaas es una gimnasta nacida en Alemania en 1925. Su físico permanece en tan buena forma que a los 89 años es capaz de realizar las mismas pruebas que cuando competía. Admirable.

Se trata de Johanna Quaas, según el Guinness la gimnasta más vieja del mundo.

Escribe Johanna: “Durante los días que tengan lugar mis reuniones puedes quedarte a cenar conmigo, con tal de que te abstengas de tus penosas disputas, que se me hacen molestas, así como todas tus quejas sobre este estúpido mundo y la miseria humana, porque todo ello me hace pasar mala noche o tener malos sueños, y a mí me gusta dormir bien”.

En algunas ocasión, todos hemos visto muchos disfraces increíbles y extraños. Sin embargo, lo que probablemente no hayas visto es una ilusión óptica tan buena como esta. Una ilusión óptica que te hace parpadear una y otra vez, tratando de entender cómo lo que estás viendo en realidad no es lo que crees que estás viendo. Es una creación del artista italiano Johannes Stötter.

En los campos de concentración nazi se vivieron historias de todo tipo. La mayoría de ellas llenas de tragedia y derrota para los prisioneros, quienes morían en condiciones de amarga miseria y profunda tristeza. A pesar de ello, hubo algunas victorias que se contaban para el bando de los “vencidos”, judíos y gitanos que estaban encerrados ahí por considerarse contrarios a la raza aria que Hilter deseaba imponer en Alemania. Una de esas victorias se llevó a cabo por la vía del boxeo, aunque no tardó en terminar en escarnio para el vencedor.

Es una alemana que nació el 20 de noviembre de 1925 en Hohenmölsen, Alemania. Está a punto de cumplir 92 años y entró al libro de los Guinness Récords por ser la gimnasta más vieja del mundo. Comenzó a competir a los nueve años de edad y no pudo participar de unos Juegos Olímpicos por la Segunda Guerra Mundial.

Mahler dijo: "En Bach todas las células esenciales de la música están unidas como el mundo lo está a Dios; nunca ha habido una polifonía más grande que esta". Beethoven comparó El clavecín bien temperado (su ciclo de preludios y fugas) con la Biblia. El ateo Nietzsche escribió después de oír La Pasión según San Mateo: "Uno que completamente ha olvidado el cristianismo aquí lo escucha como evangelio".