Descubrió en Internet que había mucha gente como él. No se comporta como un bebé, pero usa pañales en momentos para él solo, no cuando trabaja o hace vida social con más gente. Compara su fantasía encubierta con los problemas que tenían los homosexuales años atrás, cuando estaba mal visto o incluso se penaba con cárcel. Cuando está en pañales se siente bien. Le gusta sentir la protección y el ruido que produce el tacto del pañal. Consultó su pasión con un psicólogo a los 19 años hoy lo asume con naturalidad.