Amados y odiados a partes iguales, pero indiscutiblemente especiales y respetados por todo el mundo. El legado de los de Nueva York es imprescindible y sus poses, fanfarronerías, musculitos y su amor por lo que es auténtico, y su consiguiente odio por lo que no lo es, les han hecho acreedores de unas vastas legiones de fieles que darían su vida por ellos. A lo largo de este artículo se repasa su trayectoria y sus directos.