El 4 de marzo de 1991 llegaba un jovencísimo Víctor Fernández que a sus treinta años pasaba de dirigir al filial a tomar las riendas del primer equipo en una situación complicada. El equipo se salvaría del descenso en una agónica promoción contra el Real Murcia. A partir de ese momento, el equipo empieza a crecer y asumir la filosofía de fútbol de su entrenador, pronto refrendada por los resultados. En la temporada 92-93 se alcanzaba el club alcanzaba su séptima final de Copa del Rey.