Aunque compartir la casa con un peludo y abrazable gatito es una experiencia de vida maravillosa, nuestros pequeños amigos, en su comportamiento infantil (y su instinto salvaje) pueden llegar a tener ciertas costumbres y a comportarse de un modo travieso. Dichas travesuras o hábitos resulta casi imposible amonestarles sin que se nos escape una sonrisa.