Todo empezó un poco por casualidad en 2006, cuando los organizadores del festival trataron de traer a su pueblo a su grupo favorito, los neoyorquinos 'Sick of It All'. Hoy es un acontecimiento cultural que el año pasado generó 6,15 millones de euros para la región con la asistencia en tres días de 54.000 personas.

«Moitas veces os pais non somos conscientes do que poden chegar a molestar os nosos fillos a outras persoas». Con esta reflexión inicia el hostelero viveirense Domingo González López el relato de por qué ha colgado en uno de sus negocios, la cervecería Vikinga, situada en Cantarrana, un llamativo cartel en el que «invita» a seis cocacolas y a Redbull «a todo aquel niño o niña que permanezca sin supervisión de los padres» en el interior del local. «Para que después los aguanten los papás en casa», prosigue el irónico mensaje.