Dieciocho días antes de la muerte de Franco, este director de una fábrica de piensos tentó a la ciencia. Se ofreció al equipo médico del General para que colocaran en su cabeza el cerebro del dictador. "Lo hice porque era un hombre irrepetible, sin el cual yo sabía que este país se iba a pique. Quería que mi cuerpo sirviese como vehículo del suyo". La misiva con su propuesta fue contestada por el secretario particular de Franco y hermano de Carmen Polo.

Este es el caso de Anthony, un joven que se tragó el silbato del muñeco de goma de su perro y esto provocó que cada vez que el joven habla o respira el pito suene dentro de su cuerpo. Nadie sabe que hacía Anthony metiéndose en la boca el juguete de su perro.

Todo el mundo asegura que los mejores están en Berlín, pero estos panes de pita rellenos de carne con vegetales y salsas también están muy sabrosos en ciertos sitios de España