Opinión

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La cultura del engaño de Israel [en]

La desfachatez de las mentiras israelíes dejó atónitos a quienes informábamos desde Gaza. No importaba si habíamos visto el ataque israelí, incluidos los disparos contra palestinos desarmados. No importaba a cuántos testigos entrevistáramos. No importaban las pruebas fotográficas y forenses que obtuviéramos. Israel mintió. Pequeñas mentiras. Grandes mentiras. Mentiras enormes. Estas mentiras surgieron de forma refleja e instantánea del ejército israelí, de los políticos israelíes y de los medios de comunicación israelíes.
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La exaltación de la banalidad

Hoy en día la banalidad está institucionalizada, rebosa por cada poro de nuestra piel como si del perfume de la gloria se tratara. Un maravilloso hedor para el indecente e insoportable para el digno. Se infiltra sutilmente dentro del organismo incauto antes siquiera de su completud intelectual en lo más profundo del subconsciente. Espera paciente, infectando cada vínculo sináptico de su ponzoña acomodando pausadamente al huésped al miasma de la zafiedad, a la normalización de la laxitud moral.

La indecencia, entonces,
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¿Qué será de la literatura? (Opinión)

Se ha impuesto una prosa y una poesía que ya no buscan la frase y la palabra exactas, sino que cultivan un tono neutro, aséptico e impersonal que ahorra al lector cualquier esfuerzo
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Teologías de acero

Teologías de acero

El terraplanista no es terraplanista por mala voluntad, sino porque no le queda más remedio. No ha encontrado otro modo de disentir cuando la vida está montada sobre la disidencia. Ahora bien, la disidencia es un arte que debería incluir ciertas habilidades diplomáticas. Uno se puede cagar en todo, yo mismo lo he hecho con frecuencia, sin advertir que se caga en sí mismo al mismo tiempo. Se trata de una forma de autodestrucción de la que, si eres consciente, allá tú; si no lo eres, vas de culo.

menéame