La izquierda, y los periodistas, no leen a los ultras. Existe una dinámica soberbia en el progresismo que los minusvalora creyendo que son la caricatura que asoma en Ferraz y que esa indigencia mental los caracteriza en su extensión, pero son mucho más y están tramando y conspirando mientras se los desprecia. Lo cierto es que el ruido con el que los ultras nos entretienen, el interno y el externo, las performances y peroratas, es solo una campaña de distracción para ocultar sus verdaderas intenciones. Su proyecto consiste en subvertir el orden

Las tres conclusiones centrales del estudio son que el tema migratorio no definirá las elecciones, que la extrema derecha está muy divida y es improbable que logre definir la agenda de la UE y que los proeuropeos tampoco deben basar su campaña en los éxitos recientes de la Comisión en la lucha contra el Covid, el Pacto Verde o el apoyo a Ucrania.

Miguel A. Rodriguez, que fue jefe de gabinete y de prensa con Aznar hasta que este se consolidó, era el cerebro de la estrategia de acoso y derribo contra Felipe González, que estaba desgastado (ETA, los GAL, huelgas...). Ahora es jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso y es el estratega contra Pedro Sánchez. El paralelismo es que Aznar, en su primer mandato, triunfó por escaso margen, al igual que Ayuso, después obtuvieron mayoría absoluta y afloró el sentimiento de imbatibles. En 2004 vinieron los errores por exceso de prepotencia de Aznar...

A riesgo de equivocarme y tener que tirar este tweet el lunes, me voy a aventurar una teoría sobre la última maniobra de Pedro Sánchez (porque conociendo su pasado, creo que es una de sus maniobras): no va a dimitir. Ha aprovechado una crisis para cambiar el relato (como en las generales) y provocar una oleada a su favor y en contra de la máquina del fango de la derecha, con la que relanzará la campaña del PSOE en las catalanas, después del buen resultado en Euskadi, y terminará de apuntalar la tendencia ganadora en las europeas,