Asaja denuncia que el Ejecutivo aporta 115 millones para plantar 600.000 árboles en el país vecino mientras aquí la inflación no beneficia al agricultor, sólo a la distribución. También se toleran otras prácticas de comercialización ventajosas en otros mercados próximos y que pueden dar lugar a confusión a las familias españolas, al encontrar de repente supuestas gangas.