El ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska, instigador del escrache a Ciudadanos en el Orgullo Gay por sus supuestos pactos con Vox; defendía en realidad hace nada una petición individual de algunos dirigentes del partido de Santiago Abascal que, en realidad, la formación jamás ha defendido de forma oficial: las terapias curativas de la homosexualidad. Lo hizo en una entrevista en El Mundo hace dos semanas que ha pasado desapercibida [...]

El líder de Vox, Santiago Abascal, ha sostenido este miércoles que en Hungría, "los gays pueden caminar tranquilos por la calle", al contrario que en otras ciudades como Amsterdam, Bruselas o Barcelona, donde, ha dicho, tienen miedo a la "inmigración fundamentalista" que viene de países "donde no les respetan y les querrían ahorcar".

El 6 de mayo de 2020, las portadas de los periódicos se hicieron eco de las declaraciones de Santiago Abascal en el Congreso. En ellas, aseguró que Vox no discriminaba a nadie por su condición u orientación sexual. Al tiempo que acusó tácitamente a la izquierda de discriminar al colectivo LGTB. De la misma forma que sus partidarios afirman que Vox no es ni machista, ni racista, ni xenófobo, aseguran que no es homófobo. ¿De verdad catalogar a Vox de ser un partido LGTBfóbico es aventurado? El objetivo de este artículo es intentar esclarecerlo.

Durante la intervención de Abascal, un grupo de jóvenes comenzó a hondear la bandera arcoíris, símbolo universal del colectivo LGTBIQ+, gesto por el que fueron rápidamente abucheados por los seguidores del partido de ultraderecha. Al ser consciente del alboroto, el líder llamó a la calma a sus votantes restándole importancia al asunto: “Tranquilos, los echará la policía”, afirmó.