Durante años hemos basado nuestra política hídrica en embalses y trasvases. No es suficiente. Si queremos tener un futuro, vamos a tener que producir mucha (mucha) agua dulce mediante la desalinización. Y será caro. No solo por las inversiones en plantas desalinizadoras, sino porque el proceso conlleva un consumo energético enorme.

Si antes la población de Barcelona bebía principalmente de sus ríos y pozos, ahora la segunda ciudad de España depende de una laberíntica red de tuberías verdes, azules y moradas, dentro de una planta industrial, para no pasar sed en medio de una prolongada sequía. Se bombea agua dos kilómetros hacia el mar Mediterráneo, donde se encuentra la planta de pdesalinización de Llobregat .

Después de que el Gremi d'Hostaleria de Lloret de Mar propusiera este jueves comprar una desalinizadora para poder llenar las piscinas de los hoteles este verano pese a las restricciones por la sequía en Cataluña, el Govern ha respondido este viernes. El conseller de Acción Climática, David Mascort, ha asegurado que "hará lo posible" para autorizar el proyecto.