Los biocombustibles se obtienen a partir de fuentes orgánicas como cultivos, residuos agrícolas, desechos forestales y animales. Tienen diversos usos, como la generación de electricidad, la calefacción y o el transporte. Estos combustibles presentan beneficios ambientales, ya que emiten menos gases de efecto invernadero (GEI) que los combustibles fósiles, ayudando a reducir la dependencia de estos.