"Brazos mágicos" con impresora 3D

Cada vez más, los avances tecnológicos cotidianos se ponen al servicio de la ciencia de la salud. El más reciente caso es el de Emma, una pequeña que desde sus dos años puede mover sus brazos gracias a un exoesqueleto hecho con una impresora 3D.

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Me encantan estas noticias, pero soy muy consciente de que el vicio de los derechos de autor lleva a que grandes avances tecnológicos solo estén disponibles a una parte de la humanidad. De poco sirve la creatividad si no se implementa.

Una cosa son los pacientes y otra muy distinta que la industria se lucre. El lucro a base de excluir a millones de tratamientos beneficiosos o necesarios es un crimen.

En España tenemos una excelente red de carreteras públicas y que yo sepa, todas se han hecho con lucro para las constructoras.