En un mundo donde se valorara lo que se puede hacer por mejorar la calidad de vida de los más desfavorecidos, esta noticia sería muy bien recibida. Pero tras la estela del arroz dorado, 14 años después, el sentimiento es complejo: ilusión, satisfacción y orgullo de la
#castacientífica cuando lo leo, pero al digerirlo, viene a mi cabeza la frase "...algún día" con cierta tristeza. Y por qué no decirlo, rabia e impotencia. Para entender la dimensión de la solución, vayamos a la dimensión del problema.
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Lamentablemente en el panorama bloguero actual parece que no se puede debatir, y algunos juegan a su favor las intervenciones parciales. Por ello he perdido la costumbre de argumentar mis votos.
Estaré encantado de menear un artículo que trate de forma imparcial estos temas: ventajas, inconvenientes, alternativas. Pero mientras sean propaganda cuenta con mi voto negativo. Hay formas más baratas, eficientes y sensatas para evitar la deficiencia de vitamina A...
Solucionar problemas de distribución con innovación productiva siempre ha fracasado... Esa es la lección de la revolución verde, que poco ha hecho por acabar con el hambre. Veremos dentro de unos años, como acaba esto...