Un desarrollo reciente —la electrificación parcial de la isla canaria del Hierro con energías renovables— pueda servirnos como “miniestudio de caso” para juzgar de forma realista las posibilidades de “solución técnica” para los problemas socioecológicos, en los contextos reales donde nos movemos. “El Hierro prescinde del petróleo”, se anunciaba a bombo y platillo en prensa y televisión, el verano de 2014. La fanfarria prosigue dos años después.

A finales de junio la Central Hidroeólica de Gorona del Viento, situada en El Hierro, completó su primer año de funcionamiento. Por eso, es el momento de analizar los datos de la central, con el fin de sacar conclusiones claras sobre su primer año de operación real.

El sistema se compone de dos depósitos hidroeléctricos reversibles y 5 turbinas de 2.3 MW. El objetivo declarado era de alcanzar un 100% de generación renovable, que más tarde se revisaron a 64-68%. El primer año de operación resultó en menos de un 35% de la demanda cubierta por renovables, y ponen al descubierto muchos errores de planificación y despilfarro, notablemente, que el depósito inferior tiene menos de la mitad de capacidad que el superior, por lo que se requeriría evacuar agua desalada (!) al mar para maximizar sus posibilidades.