"Antes también miraba muchas veces al día el correo electrónico y navegaba continuamente por Internet. Era multitarea. Al final acababa haciendo de todo pero sin centrarme en nada y, además, saturado de información que no podía procesar con su debida profundidad. Al estar despegado a la pantalla y a su luz brillante y absorbente, me doy cuenta de lo absurdo que eran todas aquellas búsquedas y obsesiones informáticas y técnicas. Basé, innecesariamente, casi toda mi vida profesional y estudiantil en el ordenador".