Me imagino un futuro en el que, como en Her, dispongamos de una suerte de cabezas robóticas conectadas al ordenador. Este servicio que, por ejemplo, podría llamarse Brain In A Box, podría funcionar como un psicoterapeuta artificial perfectamente adaptado a nuestras necesidades. Una Inteligencia Artificial atenta, experimentada y fundamentalmente no directiva en todos los hogares del planeta. Una vez asegurado el carácter confidencial del diálogo psiquiátrico, la aceptación sería masiva.