El Consejo de Ministros del pasado viernes anunció la buena nueva: un plan de reforma de las Administraciones Públicas que nos va a permitir ahorrar nada menos que 37.700 millones de euros de aquí a 2015 a base de racionalizar y hacer lo mismo que hasta ahora, por lo visto, pero mejor.
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Y podríamos seguir con la retahíla de decretos, leyes y medidas que han ido desgranando en los dos últimos años, tanto PSOE como PP, que todas contienen prefacios ampulosos y con multitud de beneficios para la ciudadanía, pero que en su aplicación práctica sólo da privilegios, beneficios y mamandurrias para la casta política, la jerarquía católica y las grandes empresas que son, así lo han declarado, las que han escrito los borradores de muchas de esas leyes.
Vaya, que puestos a ser mediocres estos ministros, asesores y lameculos del gobierno se han dedicado a construir un "Rincón del vago" que les vaya suministrando las ideas, ya escritas y ordenadas, par que ellos no pierdan su precioso tiempo en pensar, no sea se cansen y no pueden disfrutar de cómo visten las criadas a sus hijos, de ir a misa diaria en coche oficial, ir a la peluquería con escolta de tres coches, hacer unas horitas gimnasio llegando en coche oficial por supuesto, o ir de compras o de viajes bien acompañados por guardaespaldas.
Y mientras el Sr. Rajoy a verlas venir, presumiendo en España de que impone sus ideas a los líderes europeos, de que no estamos intervenidos, aunque tengamos que dar cuenta a los hombres de negro cada dos o tres días, de que van a ser fuertes en la defensa de nuestros intereses. Y luego, en Europa, calladito y sin hacer ruido, no sea que le pregunten algo y responda con "manzanas no traigo", que eso de los idiomas es "very dificult"...
Y de poner orden el partido o en el gobierno... Glupssss... Mejor no hacer ni decidir nada y que el tiempo nos cure las heridas, que para eso está la procrastinación, de la que el señor presidente es el paradigma con patas.
Supongo que ese debe ser uno de los 'leit motivs' del gran plan estratégico del gobierno. Si un país, o un grupo 'enemigo', quisiese hundir a España en la miseria sin disparar un solo tiro, ni poner una sola bomba, no podría hacerlo mejor.