Que Ana se atreva a usar cuatro anglicismos como revolucionaria aportación periodística, tirando de una televisión y periodismo tan “fiable” como el estadounidense, ya es ofensivo, pero que lo haga con esa prepotencia de “dar lecciones a todos los medios” es un insulto a la inteligencia del espectador. Se le llenó la boca mencionando chorradas como el “revolucionario” fact check que van a usar “por primera vez en España” en su programa como si hubiese descubierto la imprenta (hija, en castellano existe de toda la vida: contrastar las noticias).
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etiquetas: ana pastor , sexta , el objetivo , reality check
Sobre el aborto, fuera de lo horrible que debe ser que alguien legisle sobre el cuerpo de otro, lo cierto es que el tema de la consciencia humana es tan atractivo como complicado y misterioso.
Un niño no tiene autoconsciencia hasta más o menos los tres años —piensa en tus primeros recuerdos—, luego naces, y estás unos tres años terminando de completarte. No hay persona como tal, antes. Hay ligazones sentimentales con su entorno. Querencias sobre él. Esos son sus derechos, él no está. Salvo que creas en el alma, y entonces vamos jodidos... Nadie creo que deba posicionarse en el tema del aborto sin respetar que se trata de momento de algo fuera de nuestra comprensión. ¿Quienes somos, de dónde venimos, a dónde vamos? Van por ahí los tiros
No suelo coincidir con este hombre (o mujer, no quiero meter la pata ni ninguna otra cosa), pero da en el clavo. El planteamiento del programa no puede ser más ingenuo.
El texto es un artículo de opinión, no una noticia. Y el articulista no es periodista ...
Una lástima porque el artículo iba bien hasta ese lameculismo tan descarado.
Ana, ¿cómo no se te cae la cara de vergüenza de atacar a una activista que ha luchado sin concesiones por la igualdad, que sigue luchando, como Elena Valenciano y defender a un misógino como Gallardón que nos quiere llevar al puro franquismo?
Para mi este personaje es el equivalente del PSOE a Federico Jiménez Losantos, igual de agresivo, igual de faltón, igual de sesgado, igual de conspiranoico igual de desagradable de leer.