El hambre y la enfermedad, se llevaron por delante a 51 de los 245 tripulantes de la expedición, que en los momentos más trágicos llegaron a comer el cuero de los palos, gusanos, ratas y el serrín de la madera, para no morir. Soportaron elevadísimas temperaturas y pocos espacios de sombra para alivio y descanso, tras las horas de las guardias las que se dividían el trabajo entre sus cubiertas.
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La historia no te creas que se cuenta de manera maravillosa fuera de nuestras fronteras. Pregunta a cualquier extranjero (yo ya he hecho la prueba) por Elcano y nunca han oido hablar de el.
Quien pone la pasta para esa expediciones no tiene la importancia que se le quiere dar en España para sustituir nuestra falta de iniciativa en estos viajes tan extraordinarios de Colón o Magallanes. Lo importantes es quien tiene la idea, la planea y la intenta llevar a cabo. A nadie se le ocurriría que parte alguna del mérito de Amundsen de conseguir ser el primero en llegar al polo sur es de quien puso la pasta.