“Me dijeron que no tenía permiso, intenté convencerles, pero fueron a contactar con el dueño. Unos vecinos me vieron y lo más lógico es que me sancionen con una multa de 200 a 600 euros, que se quedaría de 100 a 300”, recuerda. J. Warx, que tuvo que volver después para terminarlo, bromea con que sería muy gracioso que le multaran por dibujar al rey, aunque después reconoce que “realmente sería por pintar sin permiso”.
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Y si además pinta en muros "autorizados" ya mejor que mejor.
Nota: me refiero a los grafiteros como este o de antaño, donde cada mural tenía algo de crítica y además vestía el lugar. No me refiero a los guarros que van por ahí pintando una firma, con más o menos detalles.
A esos los comparo con los perros que van mando por doquier para marcar su territorio. De echo creo que el perro tiene más cerebro.
Pero entiendo que lo divertido de los grafitis es hacerlos de manera ilegal, me refiero también a los buenos. Ese componente de transgresión que hace atractivo a los grafiteros.
Por lo otro que dices, sí es cierto que hace ya mucho tiempo que alguna entidad o ayuntamiento que iba de "cool" permitía muros o fachadas para graffitis, pero no creo que los grafiteros tuvieran entonces la misma libertad creativa.