Opinión sobre las declaraciones de Aznar del historiador Ian Gibson "Las declaraciones del expresidente sobre la invasión de 'España' por los musulmanes son delirantes" Via: escolar.net
El tipo que escribe los diálogo de Azni está diciendo muchas estupideces... supongo que será el mismo tipo que mueve la boca de la marioneta que lo representa cuando habla... ha, no! si es él en persona... creo que los muñecos del Guiñol son más expresivos.
Llevo años atento a las declaraciones de José María Aznar sobre la invasión árabe de este país en el 711. Al expresidente --como a tantos de los suyos, creyentes en la España eterna-- le encantan la Reconquista, Fernando e Isabel y la caída, en 1492, de Granada, último baluarte del islam peninsular. Puesto que los musulmanes, al no ser católicos, nunca llegaron a ser auténticos españoles (como tampoco, por supuesto, los judíos), había que deshacerse de ellos como fuera, por las buenas o por las malas.
A principios de 1996 hubo un mitin del PP en Granada. Allí dijo Aznar: "El alcalde, Gabriel Díaz Berbel, hizo lo que tenía que hacer el 2 de enero. Celebrar la toma de la ciudad por los Reyes Católicos: una fiesta que simboliza la unidad de España, a pesar de lo que diga un grupúsculo de intelectuales necios que firman manifiestos absurdos en contra de la celebración" (entre ellos, necios tan ilustres como Yehudi Menuhin y Federico Mayor Zaragoza).
Acabar con aquella ralea musulmana, con aquellos usurpadores, fue, para quienes piensan como Aznar, una magnífica epopeya nacional, aunque costara la friolera de ocho siglos. Y llevada a cabo, España pudo emprender a continuación el Descubrimiento y la colonización de un Nuevo Mundo.
Si usurpación resulta haber sido lo cometido por la morisma en el año 711, después, por el mismo rasero, lo hecho por los españoles en América también lo fue. Con la diferencia de que estos mataron a mansalva a los indios --a ver si alguien se preocupa de recordar a las víctimas, Bartolomé de las Casas hizo lo que pudo en su momento-- y los musulmanes procedieron por asimilación, sin imponer su religión con violencia. Claro, el Descubrimiento fue designio del único Dios verdadero y por ello tuvo legitimidad.
El problema después de 1492 era que, consumadas las expulsiones, extirpaciones y conversiones, mucha sangre contaminada todavía circulaba por las venas patrias. ¿Cómo no iba a ser así después de un mestizaje secular? La sangre corrompida se transmitía, como una ponzoña, de generación en generación. Ante la imposibilidad de erradicarla definitivamente, pese al siniestro trabajo del Santo Oficio, solo cabían el ocultamiento, la amnesia y la reivindicación enérgica de la pureza racial. Lope lo expresó de manera insuperable por boca del protagonista de Peribáñez y el comendador de Ocaña: "Yo soy un hombre, / aunque de villana casta, / limpio de sangre, y jamás / de mora o… » ver todo el comentario
Hostiaaaaa... y lo dice así, con dos cojones y sin ninguna vergüenza. Si resulta que también vamos a ser los malos de esto.
Y el ingenuo Pelayo subido a las piedras de Covadonga porque creía que se lo querían cepillar...
Creo que solo se puede quitar poco despues de ponerla, no se
Aznar y la morisma
Llevo años atento a las declaraciones de José María Aznar sobre la invasión árabe de este país en el 711. Al expresidente --como a tantos de los suyos, creyentes en la España eterna-- le encantan la Reconquista, Fernando e Isabel y la caída, en 1492, de Granada, último baluarte del islam peninsular. Puesto que los musulmanes, al no ser católicos, nunca llegaron a ser auténticos españoles (como tampoco, por supuesto, los judíos), había que deshacerse de ellos como fuera, por las buenas o por las malas.
A principios de 1996 hubo un mitin del PP en Granada. Allí dijo Aznar: "El alcalde, Gabriel Díaz Berbel, hizo lo que tenía que hacer el 2 de enero. Celebrar la toma de la ciudad por los Reyes Católicos: una fiesta que simboliza la unidad de España, a pesar de lo que diga un grupúsculo de intelectuales necios que firman manifiestos absurdos en contra de la celebración" (entre ellos, necios tan ilustres como Yehudi Menuhin y Federico Mayor Zaragoza).
Acabar con aquella ralea musulmana, con aquellos usurpadores, fue, para quienes piensan como Aznar, una magnífica epopeya nacional, aunque costara la friolera de ocho siglos. Y llevada a cabo, España pudo emprender a continuación el Descubrimiento y la colonización de un Nuevo Mundo.
Si usurpación resulta haber sido lo cometido por la morisma en el año 711, después, por el mismo rasero, lo hecho por los españoles en América también lo fue. Con la diferencia de que estos mataron a mansalva a los indios --a ver si alguien se preocupa de recordar a las víctimas, Bartolomé de las Casas hizo lo que pudo en su momento-- y los musulmanes procedieron por asimilación, sin imponer su religión con violencia. Claro, el Descubrimiento fue designio del único Dios verdadero y por ello tuvo legitimidad.
El problema después de 1492 era que, consumadas las expulsiones, extirpaciones y conversiones, mucha sangre contaminada todavía circulaba por las venas patrias. ¿Cómo no iba a ser así después de un mestizaje secular? La sangre corrompida se transmitía, como una ponzoña, de generación en generación. Ante la imposibilidad de erradicarla definitivamente, pese al siniestro trabajo del Santo Oficio, solo cabían el ocultamiento, la amnesia y la reivindicación enérgica de la pureza racial. Lope lo expresó de manera insuperable por boca del protagonista de Peribáñez y el comendador de Ocaña: "Yo soy un hombre, / aunque de villana casta, / limpio de sangre, y jamás / de mora o… » ver todo el comentario