“Yo esto no lo había visto en mi vida”, sentencia Manuela. Cuando Manuela Amigó dice esto se refiere a la plaza Reial de Barcelona, prácticamente desierta en pleno mes de julio.Hace más de 50 años que su familia regenta el restaurante Tobogán, uno de los 18 locales de restauración de este emblemático espacio de Barcelona y no recuerda ningún verano igual. A más de 600 kilómetros de distancia, en la plaza Mayor de Madrid, el escenario es idéntico: sillas vacías esperando a clientes que no llegan y un pavimento despejado de viandantes.
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dramáticamenteun poquito con la excusa de la pandemia, que cosas...Y es por eso, amiguitos, que hace más de treinta años que paso de alimentar a los hostieleros de mi comunidad autónoma.
Los bares van perdiendo su encanto y al final tendrán que cerrar todos. Y nosotros acabaremos bebiendo y fumando solos en casa al borde del suicidio.