Para la mayoría de los adultos resulta desesperante. Dos niños están encerrados en su habitación, con la mirada perdida en la pantalla mientras juegan a Minecraft. Al otro lado del cuarto hay una ventana gigante que da a un fabuloso parque lleno de luz, vida y árboles. "¡Pero salid, maldita sea, salid ahí fuera y disfrutad". The New Yorker apela a los sentimientos más primarios de todos sus lectores: ¿cómo es posible que nadie prefiera la vida digital a la vida real?
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"En los videojuegos, los niños hacen algo que en la realidad cuesta mucho que les sea posible: deciden. Toman decisiones constantes, manejan el entorno sin las limitaciones que en la realidad se encuentran. Sabemos que en la realidad no eligen qué comer, qué vestir (en muchos casos), que estudiar hasta llegara la los estudios especializados, y dependiendo de centros ni con quién sentarse o hablar. Dentro de un mundo encorsetado y con tantas limitaciones los videojuegos suponen un mundo de libertades y decisiones muy interesante, que les ofrece retos, alternativas, feedback inmediato.
¿Cómo es posible qué queriendo decir una cosa escribas justo lo contrario?
Pero tiene mi perdón porque el resto del artículo está bastante bien tanto en forma como en contenido.
¿Los hippies? Después de esos no puede ser y antes mucho menos, aunque no me extrañaría que el autor del artículo de una revista con esa tipografía esté pensando en una generación de padres que en su niñez convivió con los carruajes, el bombin y el polisón. Yo creo que en realidad el articulista esta hablando de los padres y para no ofender mete a los niños de por medio.
Habrá casos y casos.
Formas de verlo.
Me preguntó una vez porque no me daba cuenta de que estaba perdiendo el tiempo jugando a videojuegos. Cuando le pregunte si el no consideraba que su afición también era una perdida de tiempo me dijo que lo que el hacía era "real".
Al final, el ve a través del cristal de los prismáticos algo que le entretiene, y yo veo a través del cristal de la pantalla algo que me entretiene. Puedo concederle el lujo de admitir que su afición es más saludable que la mía (salir, moverse, aire fresco, etc), pero no tiene porque ser más "productiva".
Yo lo veo muy claro, antes solo había una opción. Ahora hay dos y las nuevas generaciones dan prioridad a la nueva (aunque se pueden combinar), por algo será.